lunes, 10 de diciembre de 2012

Análisis de Heces


Las heces se suelen considerar como un producto de desecho — algo de lo que apetece deshacerse rápidamente tirando de la cadena. Pero las heces pueden proporcionar a los médicos una información muy valiosa sobre las posibles causas de los problemas de estómago, intestino u otras partes de sistema digestivo de sus pacientes.

Es posible que el pediatra de su hijo le pida que recoja muestras de heces para descartar o diagnosticar diversas afecciones, como:

    una alergia o proceso inflamatorio, por ejemplo, como parte de la evaluación de la alergia a la proteína de la leche en un lactante
    una infección, como las provocadas por algunos tipos de bacterias o virus, o una infestación parasitaria en el tubo digestivo
    otros problemas digestivos, como la malabsorción de ciertos azúcares, grasas u otros nutrientes
    pérdidas de sangre en el interior del tubo digestivo

El motivo más frecuente para solicitar la recolección de heces es determinar la presencia de bacterias y/o parásitos en el tubo digestivo. En el intestino humano viven muchos microorganismos que son necesarios para el proceso digestivo. No obstante, a veces el intestino se infecta con bacterias o parásitos nocivos que pueden provocar diversos trastornos, como ciertos tipos de diarrea sanguinolenta. En tales casos, probablemente será necesario examinar las heces al microscopio, cultivarlas y hacer otras pruebas para ayudar a esclarecer la causa del problema.

A veces se analizan las sustancias contenidas en las heces, por ejemplo, se puede analizar la cantidad de grasa que contienen. Normalmente, la grasa se absorbe completamente en los intestinos, por lo que las heces apenas contienen grasa. No obstante, en ciertos tipos de trastornos digestivos, la grasa se absorbe de forma incompleta y permanece en las heces.


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